A petición de las autoridades policiales, Rigorberto sustituyó el hula hoop por la advertencia poética y salió a la calle el 14 de febrero armado con un arco, un carcaj con una docena de flechas, y un tetrástico en grandes letras de cartelería que rezaba como sigue: "Informe/disparada hacia la nada/huye de mí la/putrefacción".
Columnistas de todas las redacciones achacaron a la celebración de San Valentín, y no a una instintiva atracción por lo poético, el elevado número de heridos, ya que la gente corriente no siente curiosidad por la poesía en días laborables. Sin embargo, las malas lenguas atribuyeron el desgraciado suceso a la compulsión consumista de los viandantes, que confundieron a Rigorberto con un actor-cupido publicitando las ofertas de unos grandes almacenes.
Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas mortales, puesto que es vox populi que los poetas, cirujanos de precisión del léxico, con el arco tienen poca puntería.