Recibo muchos correos de ustedes, amables lectores, interesándose por el
estilo naufragio, que se ha convertido en la tendencia decorativa del momento. Este nuevo concepto
responde a la estética del caos: ni el más obsesivo intenta poner orden en los restos de un naufragio. Para conseguir un auténtico
estilo naufragio es fundamental que evite los espacios diáfanos dejando caer objetos aquí y allá con los que pueda tropezar y hacerse daño (la botella de champán de la última fiesta o una carta de amor caducada serían elecciones excelentes). No dude en arrancar las cortinas y dejar que el sol actúe de enorme foco natural de revelar miserias, que tenga que moverse por la habitación entornando los ojos para evitar ser deslumbrado.
Renuncie a esta tendencia decorativa si no ha naufragado nunca; el estilo naufragio deja un regusto a sal en la boca y un leve escozor en las fosas nasales que puede ser molesto e incluso insoportable para los que siempre salen a flote.
Se recomienda, si desea recibir visitas, suavizar ambientes con una luz azul-piscina-municipal-con-socorrista.