jueves, 13 de diciembre de 2012

BIBLIOBÚS

Leía en los autobuses porque lo suyo era pavor a quedarse quieta. Escogía el libro en la misma estación y compraba un billete en función de la extensión de la obra elegida. Solía decantarse por las novelas de más de cuatrocientas páginas, que requerían de un trayecto largo, al menos siete u ocho horas, ida y vuelta, siempre con destino en el mar. Si miras al mar, nunca estás quieto. Caminaba desde la estación en dirección al puerto y, cuando llegaba, se abandonaba al movimiento del agua hasta sentir que se hundía por dentro. Entonces respiraba hondo y volvía a la estación.
Siempre acababa el libro antes de volver, aunque para ello tuviera que convencer al conductor, con su semiautomática  apuntándole a la nuca, de que a 80 kim/h se reduce el riesgo de accidente.

sábado, 7 de julio de 2012

DELE (i) TE

Nunca entendí por qué los escritores sentían pavor ante la hoja en blanco. Al fin y al cabo, cada uno de ellos guarda un  proyecto inmaculado en su mente que quedará manchado de tinta negra, imperfecto, marcado para siempre y sin posibilidad de recreación, de rectificación.

Adoro mi oficio, adoro los rostros desencajados, ojerosos y amarillentos que acuden a mí para que "les haga un trabajo".

¡Ayúdeme, líbreme de mi obra!


Acuden con manuscritos manchados de grasa y vino. Yo leo las primeras páginas para comprobar el alcance del desastre, por si encontrara la obra digna de redención y el deseo de destruirla fuera solo consecuencia de una depresión o un ataque de locura. Hasta ahora, no se ha dado el caso. Algunas veces el libro ya va por su sexta edición y los escritores vienen a mí con pocas esperanzas de éxito. No hay ningún problema, caballero -respondo con una sonrisa suave - no quedará grafía en libro ni recuerdo en la mente de sus lectores. 
Después los dejo solos, al escritor y a su engendro, durante unos minutos. Cuando regreso y tras verificar que asiente con la cabeza, borro ante sus ojos aquellos diálogos cutres que aspiraban a lascivos, esas otras ridículas disecciones del alma humana y las 53 repeticiones del adverbio "absolutamente".
Si por su mala fortuna la editorial ya ha vendido los derechos de la obra a un estudio cinematográfico, también me tomo la molestia de eliminar al director, al productor y al guionista; incluso al actor principal, si es necesario.

El escritor recupera intacta su idea al final del proceso. Él sale de mi despacho con una gran sensación de alivio, caminando un par de centímetros por encima del suelo. Yo experimento un placer similar a la excitación.



martes, 5 de junio de 2012

COMUNICANDO

Hace cinco años Marga decidió que no tenía nada más que decir, desenroscó el micrófono del teléfono y llenó los circuitos de chupito de piruleta. Contra todo pronóstico, siguió recibiendo las mismas llamadas de las mismas personas. Durante meses. Sus interlocutores apenas notaban nada extraño, de no ser por que Marga se había vuelto mucho más dulce y porque, al colgar, sentían una euforia artificial y perdían momentáneamente el equilibrio.

Para Marga, sin embargo, las conversaciones eran igual que siempre.

viernes, 25 de mayo de 2012

APUNTES PARA UN DES-CUENTO, DE JACOBO SUEÑA

Los que siempre pierden tienen en la frente una cruz cainita invisible .Aunque se miraran en los espejos, que nunca lo hacen, no serían capaces de ver sino una pequeña marca, y la achacarían a algún accidente infantil con los años olvidado. Los que siempre ganan pueden ver esa cruz. Algunas veces los que siempre pierden dejan escapar uno o dos absurdos ayes. Entonces los que siempre ganan se incomodan y a veces incluso inventan la caridad o alguna religión o teoría neurocientífica. Los que siempre pierden agachan la cabeza avergonzados y aprenden a suspirar hacia adentro.

martes, 17 de abril de 2012

ASALTO

Me llamas por detrás por si me doy la vuelta y ves a otro. Por si quiebran las baldosas las suelas de mis zapatos y me estrello en cristales contra el terrazo. Me llamas por detrás entre dos vértebras, clavando las palabras al esófago, sin que mi aliento pueda revivirlas, las siento agonizar en la garganta.

Te cruzas el abrigo, te lo abrochas, y caminando vuelves a tu casa.


sábado, 31 de marzo de 2012

CATÁSTROFES NATURALES

Las huellas nevadas del caminar taquicárdico de Hortensia Arteta revelan un  trazado electrocardiógrafico que sugiere la presencia de una acumulación de desgracias de sesenta y siete metros de espesor. Sus vecinos, que lo saben todo, contienen la respiración cada vez que Hortensia Arteta se lleva la mano al pecho, temerosos de quedar sepultados por una gran avalancha.


martes, 7 de febrero de 2012

CREDIBILIDAD

Recuerda la primera vez que lució micrófono en la solapa. Se sentía como veinte años atrás, cuando le colgaron del bolsillo de la camisa un pase de prensa para asistir al concierto de los Rolling Stones. Todos los papeles en regla y sin embargo estuvo temiendo hasta el último momento que un segurata con cara de perro lo detuviera en la puerta y le impidiera el paso. Sin embargo, bastó con cruzar el umbral de la entrada (dos tiarrones vestidos de negro charlaban amigablemente en la puerta y apenas le dedicaron un par de miradas) para dejar de sentirse un intruso. Luego llegaron las tertulias y el miedo a errar detuvo su lengua en más de una ocasión. Nunca comprendió que las palabras eran punzones de hielo, hieren sin dejar rastro, nadie recuerda si fueron reales o no, sólo la vehemencia del asesino y la debilidad de la víctima. Una noche, en una tertulia política, vaticinó la muerte de uno de los colaboradores. Quien se expresa como usted, está pidiendo a gritos que le peguen dos tiros. No ocurrió así, ningún lunático radical quiso adornarse con una primera plana. Por eso, cuando nadie excepto él recordaba su advertencia, lo acompañó hasta su casa y le disparó. Primero en el vientre, luego en la cabeza. Esa misma noche lamentaba el terrible fallecimiento de su compañero y sentía, mirando fijamente a cámara, no haber podido hacer nada por evitar el hecho luctuoso. Los demás tertulianos lo consolaban con vagas alusiones al derecho a la información y la libre opinión y por dentro se retorcían de envidia por no haber sido ellos los que dieran el paso de periodista a profeta.

domingo, 22 de enero de 2012

INTRUSO

Sería porque rozaban las tres de la mañana. Acaso también porque me había tomado dos copas que, al salir del bar y por encantamiento, se habían transformado en envolventes capas contra el frío que emergía de la acera nevada y que casi podía verse. Sería por ese dulce entumecimiento, que no me percaté de que me seguías hasta casa. Ya en el portal,  tampoco me aseguré de echar la vista atrás, como hago siempre, para comprobar que ningún intruso se cuela aprovechando las entradas y salidas de los vecinos. Tampoco eché el cerrojo, ni comprobé que no me hubiera dejado las llaves puestas, de modo que no puedo asegurar que cerrara bien la puerta. Al abrir el frigorífico, un primer escalofrío diluyó la euforia del alcohol en una gran cubitera de recuerdos febriles. Alarmada, revisé puertas y ventanas y subí la temperatura de mi apartamento. Me acurruqué en el sofá y repasé cada uno de mis pasos de aquella noche. Un segundo escalofrío confirmó mis sospechas. Consciente del peligro e íntimamente resignada a mi suerte, me acosté y apagué la luz. Como una fotógrafa en un cuarto oscuro, la indeseada presencia se revelaba con progresiva nitidez con cada una de mis exhalaciones, cada vez más apocadas y débiles. Me rendí y dejé caer los párpados sobre los ojos rojos y húmedos.

La mañana siguiente, a una llamada del 061, el médico de urgencias llegaba a mi casa y  me recetaba un jarabe y dos cajas de comprimidos para el maldito catarro.

domingo, 8 de enero de 2012

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS (VII): EL MAIKEL

Para comprender el origen de las ideas del apenas intuido ensayista, debemos remontarnos a sus tiempos de estudiante de Educación General Básica, cuando surge el primer pronunciamiento en contra de la riqueza del lenguaje motivado por una severa corrección de su profesor de Lengua Española. Su "A mí la RAE me la trae floja" causó un revuelo considerable entre pupilos y cuerpo docente y figura en el anuario escolar como ejemplo de reflexión inapropiada para un discípulo de tan respetable centro educativo. Nadie imaginó siquiera que esta subversiva y espontánea afirmación con deje chulesco se convertiría en cemento fresco donde levantar el sobrio edificio de la Nueva Lengua Española.

No más de catorce años de Estudios Económicos fueron base teórica suficiente para publicar un bílogo (El Maikel rechazaba los excesos del decálogo) actualmente descatalogado y que reproducimos a continuación:
1. Pa qué tantas palabras que no s'entienden.
2. Lo que no s'entienda con palabras, a hostias.

Hizo falta una recesión  para que las ideas de El Maikel fueran recibidas con alegría por el gobierno de entonces que, al igual que sacrificios económicos, pidió a los ciudadanos sacrificios lingüísticos.
- Hacemos un llamamiento a la responsabilidad. No estamos para fiestas. Abogar por la riqueza del lenguaje es  para tiempos de bonanza.
(El portavoz fue cesado ipso facto por utilizar las palabras riqueza y bonanza.)

En los círculos lingüísticos se inició un debate de temperatura media entre los que pensaban que era una idea peregrina y los que la abrazaron tímidamente. Ambos, sin embargo, aceptaron que no contradecía la teoría de la economía del lenguaje y que, adhiriéndose lealmente a la tendencia del ahorro, no tenían nada más que decir.

Los graves disturbios provocados por seguidores radicales de las ideas de El Maikel, sobre todo del punto dos del decálogo, llevaron a las autoridades, a su pesar, a permitir ciertas alegrías de vocabulario, sobre todo en festivo. Sin embargo, los sucesivos gobiernos no abandonaron este ejemplo de austeridad a pesar de que provocaba la mala leche de los ciudadanos, cuya furia fue frenada alimentando al pueblo hambriento, de vez en cuando, con nutritivos versos de Garcilaso.