He leído...
Los enamoramientos, de Javier Marías
Es en la realidad donde María Dolz encuentra las mejores narraciones y no en su tedioso quehacer editorial, que la obliga a lidiar con las miserias de ridículos escritores caprichosos. María Dolz, como otros personajes de Marías, se expone a los peligros de escuchar, arrastrada por la curiosidad o quizá fruto de una inevitable deformación profesional, aun siendo consciente de que las palabras no dejan indiferente, que "abrir los oídos" inicia un mecanismo que modifica la realidad que nos rodea, que nos transforma a nosotros mismos sin vuelta atrás. Poco importa que lo dicho sea real o no. Las palabras siembran la duda y el paso del tiempo la alimenta hasta hacernos recelar no sólo de la certeza de lo que escuchamos, sino también acaso de si lo hicimos en realidad o más bien lo soñamos. La Joven Prudente sucumbe voluntariamente a la atracción de los labios por los que se deslizan verdades descarnadas y suaves mentiras, sabedora de que unas están teñidas de las otras. La verdad y la mentira son, en esta novela, muertos esqueletizados imposibles de distinguir y que han de permanecer en sus tumbas para no perturbar el descanso de los vivos.
Estoy leyendo...
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Les particules élémentaires, de Michel Houellebecq
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