martes, 20 de diciembre de 2011

ALTA VELOCIDAD

Me dirijo hacia la cafetería por el pasillo de un tren que viaja a 300 km/h. De vez en cuando me tambaleo. Sentada no reparaba en la velocidad, pero ahora, caminando a contracorriente, me percato de que no me resulta fácil guardar el equilibrio. Se diría que avanzo, pero es una ilusión. Alguien ha soltado la goma de un tirachinas gigante y la cápsula blanca en la que viajo me devuelve irremediablemente a la casilla de origen. Yo acelero el paso y de vez en cuando me agarro al respaldo de un asiento, sin darme cuenta de que no hay asidero posible, de que mis pasos son estériles. En una de las curvas doy un traspiés. No puedo asegurarlo, pero me ha parecido que alguien detrás de mí reía.

domingo, 27 de noviembre de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS (VI): RIGORBERTO SAETA

Rigorberto Saeta (antes de la caída del caballo de la normalidad, Roberto Dardo) se hizo célebre por su curiosa costumbre de caminar colgando un hula hoop de un metro de diámetro que lo aislaba de la gente vulgar, cual ventana de doble vidriado hermético. He de cobrar distancia suficiente con el mundo para trascenderlo- declaró en comisaría la primera vez que le dieron el alto por obstaculizar el tránsito. Esta primera detención provocó sonoras protestas en todos los ámbitos culturales, que culparon de la actuación policial a la zafiedad de las autoridades del país, incapaces de interpretar un acto simbólico de hondo (y también redondo y hueco) calado.
A petición de las autoridades policiales, Rigorberto sustituyó el hula hoop por la advertencia poética y salió a la calle el 14 de febrero armado con un arco, un carcaj con una docena de flechas, y un tetrástico en grandes letras de cartelería que rezaba como sigue: "Informe/disparada hacia la nada/huye de mí la/putrefacción". 
Columnistas de todas las redacciones achacaron a la celebración de San Valentín, y no a una instintiva atracción por lo poético,  el elevado número de heridos, ya que la gente corriente no siente curiosidad por la poesía en días laborables. Sin embargo, las malas lenguas atribuyeron el desgraciado suceso a la compulsión consumista de los viandantes, que confundieron a Rigorberto con un actor-cupido publicitando las ofertas de unos grandes almacenes. 
Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas mortales, puesto que es vox populi que los poetas, cirujanos de precisión del léxico, con el arco tienen poca puntería.

domingo, 20 de noviembre de 2011

INTERPRETACIÓN

Con dolor de diamante suena Gwendoline. Y yo no puedo dejar de dar vueltas y más vueltas, dibujo vueltas de psicodelia en luto. La música emite lamentos de aguja con cada uno de mis giros, cada vez más cerrados, cada vez más rápidos.

Hasta que alguien levanta el brazo del pick-up y se hace el silencio. 

sábado, 29 de octubre de 2011

LUTO I

- Las gafas del sol... las gafas de sol... - pedía la angustiada viuda antes de entrar en el coche que la llevaba al cementerio. Pudorosa como era, no podía soportar que alguien viera sus ojos secos y distraídos.

sábado, 8 de octubre de 2011

RESEÑAS FFW I: Nebulosa, de Jacobo Sueña.

La obsesión por la pérdida caracteriza la escasa producción literaria de J. Sueña (Soria, 1974). Quien haya tenido la fortuna de leer sus dos primeras obras (Viento (1995) y Agua (1999), ya descatalogadas) reconocerá en esta primera incursión en la narrativa la misma cadencia lúgubre que late en cada uno de sus poemas. Sueña es un maestro que palabra a palabra erosiona las esperanzas del lector en la posibilidad de aprehensión de ninguna clase de conocimiento o emoción. En Nebulosa dibuja con maestría áridos paisajes interiores en blanco y negro, en contraste (o quizás no) con un universo exterior chillón, saturado de edificios, personas y, sobre todo, palabras; espejismo de un delicado equilibrio que les será negado a los protagonistas tras descubrir  que la esencia de todo ello es el vacío. Una revisión del mito de la expulsión del Edén que hará aumentar entre los lectores el índice de suicidios, el gusto por la frivolidad y la adicción al Prozac.


imagen: http://elsofista.blogspot.com/2009/12/esculturas-de-polvo-en-la-nebulosa.html

domingo, 18 de septiembre de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS (V): LIBERTO AMOR

Nacido en el seno de una comuna hippy, Liberto Amor consideró desde su preadolescencia que en el lenguaje poético sobraban categorías gramaticales. Liberemos la poesía de preposiciones y conjunciones- explicaba entusiasmado a un grupo de hermosas jóvenes en sesiones nocturnas a la orilla del mar- escribámoslas en la arena y que el poderoso mar rompa los eslabones de las cadenas del arte. Hecho que Liberto y seguidoras celebraban cada noche desatando otro tipo de ataduras.
Habida cuenta del entusiasmo que despertaban sus teorías, Liberto se decidió a ponerlas por escrito y a difundirlas a en un mercadillo playero al que asistían miembros de la nobleza española de yate y Lecturas. Los enormes ojos  verdes de Liberto Amor no pasaron desapercibidos a la conocida mecenas del arte en general, la baronesa P., que movió Roma con Santiago para que las teorías de su protegido salieran del idílico entorno playero para iluminar el más bien gris mundillo literario.
Preposiciones y conjunciones no son sino esposas que constriñen las manos de nuestro pensamiento, tijeras que cortan las alas de nuestra imaginación, grilletes de nuestro sentido estético. ¿Con qué derecho el autor coarta la libertad de enlazar los conceptos libremente? ¿Quién le da potestad de imponer su discurso a los lectores?
Las teorías de Liberto Amor supusieron una revolución en la crítica literaria, que empezó a renegar de autores con discursos "demasiado estructurados y poco esencialistas" por considerarlos profundamente antidemocráticos.
Atraído por esta nueva tendencia, el mundo de la Arquitectura comenzó a abandonar el diseño de estructuras para crear edificios que apenas eran montones de ladrillos, vigas y marcos de ventanas. Todo ello con la alegre aprobación de los constructores, que vieron el filón y se apresuraron a lanzar una versión prêt-à-porter: No deje que un arquitecto le imponga su criterio estético, construya su casa usted mismo siguiendo los planos de su estructura mental.
Liberto Amor cayó en desgracia a raíz de la emisión en televisión de un reportaje de cámara oculta en el que   corregía con severidad al hijo de su tercera concubina: No es Siete Blancanieves Enanitos, es Blancanieves y los siete Enanitos. Te lo digo yo, que soy tu padre y entiendo de esto.

lunes, 5 de septiembre de 2011

RECLAMACIÓN

Estimado Sr.:
                      
Hace varios años contraté con su empresa un Programa de Reorientación Vital a través del Guion Cinematográfico que me aseguraba un giro a lo Nureyev en mi desastrada vida. Confíe el argumento de su vida a nuestros guionistas, rezaba el folleto. Sea por primera vez el verdadero protagonista de su historia.
Rellené el cuestionario con sinceridad, como se indicaba, y considero que no fui excesivamente ambicioso en mis pretensiones. Aboné el servicio mediante transferencia bancaria y comencé a recibir los guiones cuando apenas habían transcurrido siete semanas.
El primer tomo lo leí de un tirón. Mi nueva vida me encantó. Reí con mis ocurrencias, me enorgullecí de mis acertadas decisiones y de mi nueva agilidad mental. Era exactamente lo que había soñado. En diez días lo memoricé  y en diez más podía representarlo con tal naturalidad que nadie sospecharía que mi vida era de diseño. No tardé mucho en comprobar que no sólo mi papel era perfecto, sino que los demás se adaptaban perfectamente a él. Fue un alivio porque la improvisación no es mi fuerte.
Hasta octubre recibí treinta y seis tomos de felicidad Arial 12 a doble espacio, encuadernada en canutillo. Un 2 de noviembre recogí de mi buzón el tomo trigésimo-séptimo. Ese día comenzó mi pesadilla. Apenas había leído doce páginas cuando descubrí los primeros errores de impresión: las páginas de la 13 a la 17  estaban en blanco. En un primer momento me dejé llevar por la angustia, pero me repuse y di con una solución. Durante ese intervalo permanecería en mi casa: no contestaría el teléfono, no abriría la puerta, me sentaría en el sofá y confiaría en que el tiempo pasara pronto sin incidentes. Así fue aquella vez y no tardé en retomar el guion y volver a la normalidad.
Los siguientes diez tomos llegaron en el plazo acordado. Cerré los ojos. Olían a nuevo, a dicha. Abrí el primero al azar y la ilusión se me derritió por dentro. Lo aparté. Cogí el segundo. No podía respirar. Estaban llenos de páginas en blanco, tachones, fragmentos en otras lenguas y manchas de tinta. Volvió el miedo y la parálisis. Un par de veces traté de reanudar mi vida, pero en aquellas condiciones, no fui capaz de salir del portal.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que recibí el penúltimo tomo, en blanco. El mismo tiempo que llevo sentado en el sofá junto a la persiana entreabierta. Incapaz de continuar más tiempo en esa situación, le ruego encarecidamente que su empresa tenga a bien enviarme el último para que pueda poner a mi vida un punto y final.

Esperando una pronta respuesta, queda a su entera disposición:

C. V.

viernes, 26 de agosto de 2011

LA MISIÓN

Tardó seis días en enviarme el código. Deberás identificarte, me explicaba en el correo electrónico. Esta es la dirección. Allí te facilitarán el paquete. No te explico más porque no creo conveniente que sepas con antelación de qué se trata. 
Apunté el código en el móvil porque no me veía capaz de memorizarlo. Iría al día siguiente, a mediodía. Calles desiertas y gafas de sol. No me encontraría a nadie, no tendría que dar explicaciones.
Caminé todo lo deprisa que me permitían los 39 grados de la avenida. Llegué al lugar indicado y abrí una gran puerta de cristal. Tardé en acostumbrar mi visión a la luz tenue del local. Sentí un agradable escalofrío. Me detuve, valoré la situación y avancé hasta el fondo, donde se sentaba una mujer rubia y guapa que me miró como si conociera mis intenciones.
- ¿Tienes el código?
Le enseñé el móvil y ella lo verificó con celeridad. Salió por una puerta lateral y volvió con un paquete marrón.
- Como ya te habrán advertido, debes abrirlo en mi presencia. Tengo que asegurarme de que el contenido es correcto.
Abrió el paquete pero me cedió a mí el honor de extraer el contenido. Lo hice despacio. Me latía el corazón.
Cuando lo tuve delante, sonreí. La mujer guapa, rubia, la más guapa y más rubia de todas las dependientas de la FNAC, abrió sus grandes ojos azules, miró la portada del libro y sólo acertó a decir:
- Luego dirán que somos iguales.


jueves, 18 de agosto de 2011

ALIÑO

Mrs.Jeckyll recuperó el interés por su matrimonio el día en que confundió el último de los experimentos de su marido con la vinagreta rústica de cebolletas al huevo duro. Jamás se le pasó por la cabeza que mereciera la pena comentarle a Mr. Jeckyll, un estricto victoriano, que los efectos descontrolados de la pócima se debían más a su buen hacer como cocinera que a un error en sus cálculos químicos. Ni siquiera el Padre Parker, desconcertado con las últimas confesiones de Mrs. Jeckyll, podía asegurar que en sus actos hubiera otra cosa que abnegación de esposa interesada en mantener vivo el fuego conyugal. Si acaso, le aconsejaba  abstenerse de gritar oh Hyde, mister Hyde en los momentos críticos por ser esta una actitud que bordeaba peligrosamente la infidelidad.
De ahí en adelante Mrs. Jeckyll, obedeciendo los santos consejos del Padre Parker, se dedicó en cuerpo y alma a las artes culinarias. Tras varios meses de extenuante felicidad, Mr. Jeckyll abandonó este mundo dejando tras de sí una viuda compungida, una casa con 300 metros cuadrados de jardín y un incipiente negocio de vinagreta en el que casi a diario se formaban largas colas de abnegadas esposas.

lunes, 18 de julio de 2011

INSTRUCCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DE LA PRUEBA

Esto es una prueba objetiva. Lea atentamente la pregunta. Después medite cada una de las posibles respuestas. A continuación, escoja la que más se adecue a la intención de la pregunta. Tanto el error como la omisión conllevan la no superación de la prueba. Sea cauto, habitualmente se trata de una pregunta-trampa. No conteste si usted se encuentra:
a) En mitad del acto sexual con su pareja.
b) En mitad del acto sexual con su amante.
c) En mitad del acto sexual con su pareja y amante (aumenta peligrosamente el riesgo de confusión).
Abandone el test si usted está fuertemente dominado por su subconsciente o si es especialmente sensible a lágrimas y reproches. No inicie este test si ingenuamente confía en que su respuesta va a ser valorada de manera literal. 
Una respuesta correcta le permite la obtención de un permiso con una validez que, dependiendo del examinador,  puede variar de unos minutos a varios años, pero que, en todo caso, necesitará renovar tarde o temprano.
Una respuesta incorrecta lleva acarreada una sanción de consecuencias impredecibles, incluida la pérdida definitiva de los derechos de examen 

viernes, 15 de julio de 2011

Relato-comentario, de Josué Hernández.

Un "anónimo" ha publicado un comentario en la entrada FOTOGRAFÍA. Creo que merece una entrada aparte. Disfrutad de la lectura:

Encendió apresuradamente el foco y se sentó a los pies de la cama deshecha con el mismo espíritu con que el nadador se asoma a la piscina desde el trampolín. En la foto proyectada sobre la pared lisa y blanca, surcada a escasos centímetros del techo por una grieta fina como la imagen de un río vía satélite, se veía a una mujer de piel muy blanca y pelo liso, negro y brillante, sentada junto a un hombre calvo, rubio, bronceado. Como fondo, un horizonte de tejados, azoteas y antenas se extendía hasta donde alcanzaba la vista. 
Miró la foto un buen rato, esforzándose por contener el aliento, como si el solo hecho de mover el aire de aquella habitación de hotel pudiese provocar que la foto se desplazase seis centímetros a la derecha o el rescate financiero de algún país. Se dijo que, en su caso, al menos, resultaba evidente que era feliz. En ella, por su parte, se podía adivinar el salto con que abandonaría el sofá un segundo después del clic, pero también la sonrisa generosa que había ofrecido a la cámara justo en el instante en que había comenzado a extinguirse ese hoyuelo apenas perceptible, entre la nariz y el labio superior, de inequívoca, rotunda, efímera felicidad.



Josué Hernández

jueves, 14 de julio de 2011

FOTOGRAFÍA

Soy un hombre que ha renunciado a pertenecer al mundo para poseerlo y crearlo . Observo la realidad, la realidad me impacta, yo la fotografío y de este modo configuro una nueva realidad que, a la larga, termina impactándome otra vez. Un círculo virtuoso cuya fuerza centrífuga me hace girar alrededor del mundo como un astronauta que mira la Tierra desde el espacio, donde disfruta de una perspectiva  de la que carecen el resto de los mortales.
Fotografío gente feliz. A fuerza de disparar miles de fotos he aprendido a detectar felicidades. No soy uno de tantos expertos en comunicación no verbal, con ciertos conocimientos teóricos y algo de intuición, que pululan por programas de televisión analizando los gestos y los movimientos de políticos y criminales. Yo puedo ver la felicidad en un rostro inexpresivo o en una persona inmóvil. Puedo saber si alguien es feliz incluso mucho antes de que el propio sujeto cobre consciencia de ello. Cuando identifico a un ser poseedor de este sentimiento, acciono el disparador con celeridad (la felicidad es a menudo volátil) y me alejo apresuradamente para disfrutar a solas de esa imagen, proyectando mi obra en la pared desconchada de la habitación de cualquier pensión. Con la luz del foco el pulso se acelera, cientos de miles de píxeles estimulan mis terminaciones nerviosas y experimento una sensación que ha de ser sin duda superior a la de cualquier orgasmo.
En algún momento, confieso que son intervalos de tiempo cada vez más cortos, vuelvo a la calle con el dedo tembloroso a punto sobre el disparador.
Nunca paso mucho tiempo en el mismo sitio ni vuelvo a pisar jamás los mismos escenarios. Y sólo en contadas ocasiones envío a sus dueños los cadáveres fotográficos del último momento en el que fueron felices.

domingo, 10 de julio de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS (III): RICHARD MARTÍNEZ RIGHT

A Richard Martínez Right, etólogo, poeta y adiestrador de perros, debemos el concepto de "logofagia poética literal", sobre el que comenzó a indagar dieciséis horas y media después de que su perro Tobby se comiera su único libro de poemas, Autodestrucción emotiva de la palabra poética, exhibido en librerías especializadas con más guasa que gloria. La expresión de satisfacción del can, inédita hasta entonces pese a su variada y exquisita dieta, supuso un punto de inflexión en el pensamiento poético de Martínez Right, que vio en la tradición logófaga un espejo donde mirarse. La dificultad de mis textos estriba en mi renuncia consciente a los viejos parámetros de lectura. Devorar un libro no ha de ser, a mi entender, una expresión metafórica. 
Las autoridades educativas abrazaron con entusiasmo esta nueva posibilidad de acercar la poesía a todos los niveles socioeducativos y subvencionaron un programa de poesía comestible en colaboración con grandes gurús de la experimentación culinaria. Es imprescindible difundir la poesía entre todas las capas de la población, si hace falta, mascada, explicaba en rueda de prensa el secretario de políticas literarias ante las caras de asco de algunos periodistasEl programa se desarrolló en todo el territorio nacional no sin cierta polémica suscitada entre los sectores hostelero y  librero, que pugnaron hasta el canibalismo por copar la mayor parte posible del mercado.
La logofagia poética literal resultó ser un peligro para la salud pública puesto que provocaba estragos en la estabilidad emocional de las almas sensibles y graves indigestiones en las más rudas. Debido a ello, y tras dos sonoras dimisiones, el programa fue suspendido y se invirtió un 0,5 por ciento del presupuesto educativo en recuperar el carácter minoritario de la poesía.
Los ejemplares ya editados se reciclaron en comida para mascotas, lo que levantó airadas protestas entre los colectivos de defensa animal.

sábado, 2 de julio de 2011

HITOS EN LA EXTINCIÓN DEL PIROPO ESPAÑOL (I) : Me ahorcaría con tus pestañas.

Me ahorcaría con tus pestañas, guapa.
Y entonces esa muñequita, que cortaba la respiración con cada golpe de cadera, sonrió orgullosa al comprobar la efectividad de su reciente adquisición cosmética: un serum fortalecedor de pestañas que las hacía lucir tan largas y tan espesas que al aplicar el rizador se podría surfear en ellas, tanto que ni los 20,5 metros de altura del andamio pudieron evitar que la frágil muchachita satisficiera los deseos del imprudente albañil rodeando su cuello con aquellos tentáculos de seda.

miércoles, 22 de junio de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS: DON GENARO BROCAL

     Don Genaro Brocal, estudioso de la poética de Fray Luis de León, fue galardonado con el Premio regional de investigación en artes por su ya célebre ensayo ¿Dónde reside la Lírica?, germen del malogrado movimiento poético que rechaza la artificial fractura entre Ciencias y Letras. Siguiendo los caminos desbrozados por el estoico agustino, don Genaro Brocal sostiene que la verdadera lírica reside en las esferas, concretamente, en los títulos de las tesis de astrofísica. Objetos extremadamente rojos en un universo jerárquico, o bien, Cuasiperiodicidades en los periodogramas de estrellas delta-scuti son asombrosos ejemplos de poesía hiperbreve que surgieron de la pluma de un alma sensible, quizá desconocedora de su innato talento creativo. Don Genaro Brocal obtuvo el respaldo teórico de tres catedráticos de Teoría de la Literatura que defendieron sus audaces planteamientos con el respetado mantra: lo literario es un constructo teórico a posteriori, siempre a posteriori.
        En apenas unos meses Don Genaro Brocal había revolucionado el universo del conocimiento. Los astrónomos no terminaban sus artículos, pues apenas eran capaces de pasar de los títulos, abrumados por la responsabilidad de su nueva condición de poetas y también, por qué no decirlo, por una horda de jóvenes críticos que publicaban densos estudios sobre aquellos, en ocasiones plagados de hirientes críticas. En el otro bando, los aspirantes a poeta estaban a años luz de poder manejarse con las fluctuaciones cuánticas o el colapso gravitacional, y sólo uno de cada mil lograba aprobar Astrofísica teórica, asignatura troncal de los nuevos planes de estudio en todas las Filologías. La mayoría de ellos abandonaba la carrera tras la primera semana y malgastaba su talento en metáforas-meteorito (no siempre de buen gusto) arrojadas a mujeres desprevenidas desde los andamios (lo más cerca que lograron estar de las estrellas).
         Don Genaro Brocal renegó de todas sus teorías a petición de instancias gubernamentales, alarmadas a su vez por las catastróficas predicciones de los economistas, que achacaron el decrecimiento de la economía del país a la escasa productividad de poetas y astrofísicos.

domingo, 19 de junio de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS: ARTURO ALEGRÍA

Arturo Alegría, que no creía en los géneros, escribió poemas del oeste para aprovechar el recurso del encabalgamiento. Arturo era un autor honesto con un principio escritural que respetó hasta las últimas consecuencias: "lo que no se puede, no se puede". De adolescente ensayó poemas de terror y sus versos eran tan efectistas que las palabras se echaban a temblar y perdían sus tildes. Un enfant terrible, pensaba su profesora de literatura mientras rodeaba un cuatro con rotulador rojo piel roja. Arturo recibía estas calificaciones como un sansebastián, sabedor de que la crítica es un arco con dardos envenenados. Él era un mártir, sufriría como un mártir, escribiría como un mártir. Enseguida detectó lagunas en el corpus literario español. "La conquista del Oeste" era una de ellas. Arturo no comprendía el escaso interés que este asunto despertaba en sus colegas. Son incapaces de trascender su yo social. Un escritor ha de estar por encima del tiempo y del espacio. Contra todo pronóstico, Arturo comenzó a recibir criticas entusiastas. Sus poemas transmiten el vacío del desierto, áridos versos que se suceden unos a otros sin decir nada, prodigiosa conjunción de forma y fondo. Pronto fue éxito de ventas y se hizo con un público fiel hasta la insolación.

Arturo Alegría abandonó la literatura un 9 de diciembre, tras la aparición de unos confusos informes médicos que detectaron casos de alucinaciones y quemaduras de segundo grado entre varios de los miembros de su club de fans.

domingo, 12 de junio de 2011

DE ESCRITORES Y PESADILLAS

Por las noches escribo y de madrugada no tengo pesadillas a pesar de que ser escritor no favorece en nada los ciclos del sueño. Usted, querido lector, toma prestados monstruos ajenos para purgar sus inquietudes de la vigilia. Cuando despierta se desembaraza de ellos con un suspiro de alivio, al fin y al cabo son de un fulano o una tipa que vive de sus obsesiones. En cambio nosotros, los escritores, llevamos los fantasmas detrás, como hijos maltratadores de los que nos es imposible desvincularnos. Hay escasos escritores desnaturalizados que se liberan de sus creaciones. Se les reconoce por su graciosa desenvoltura y un aspecto saludable. También porque a sus presentaciones siempre acude una hermosa mujer de mirada risueña que se sienta en primera fila y sonríe y aplaude y se ruboriza cuando el escritor comenta que sin ella nada de eso habría sido posible. Si encuentran a uno de esos, fotografíelo. No necesitará ni flash.
Temo que ahora usted se haya formado una idea errónea de mí. Sería indecente abandonarlo a su error. Yo en realidad pertenezco a una saga de escritores angustiados que se emplearon a fondo en sacar de la plácida ingnorancia a sus lectores (antes de convertirse en lectores,  felices seres humanos). Mi bisabuelo escribía ensayos crónicos sobre el dolor, mi abuelo, como era inevitable, atormentadas novelas experimentales producto de las drogas y mi padre, kafkianos relatos en los que mataba a mi abuelo. Yo decidí romper con la tendencia y sólo creo personajes frívolos que puedan desintegrarse cuando me voy a dormir.
Yo no tengo pesadillas, lo mío es peor.
La primera vez que ocurrió estaba en una cafetería. Tenía entre mis manos el manuscrito de mi último relato, del que estaba especialmente orgulloso por algunos hallazgos que revolucionarían la literatura frívola de este último lustro. Tan absorto estaba en mi papel de Doña Truhana, construyendo castillos en el aire con cifras de ventas, que sólo reparé en que alguien se iba acercando a mi mesa cuando una sombra en forma de gran cilindro me dejó sin luz. Levanté la vista y observé atónito a un anciano consumido vestido con frac y sombrero de copa que me observaba con reprobación al tiempo que ponía ante mí un manuscrito de hojas amarillentas cuyo comienzo era idéntico al del que yo sujetaba todavía entre mis manos. Me quedé con la boca abierta, estupefacto, no sé durante cuánto tiempo.Me devolvió a la realidad el comentario de un albañil que almorzaba un gran bocadillo de huevos rotos con carajillo de whisky. Ni imaginación, ni vergüenza.
Agachando la cabeza y con cierta precipitación, salí a la calle y comencé a caminar deprisa, mirándo atrás cada cierto tiempo. El hombre del frac me iba siguiendo por el bulevar y yo me había convertido en el centro de todas las miradas. Poco habituado a las persecuciones, no pude soportarlo mucho tiempo y arrojé mi manuscrito a una papelera ante la mirada de reproche de un adolescente greñudo, que me señalaba con el dedo el contenedor de papel medio metro más allá. Respiré hondo y volví la cabeza. El hombre del frac había desaparecido.
Los días posteriores fueron angustiosos. Daba vueltas por la casa intentando recordar cómo había sucedido aquello y llegué a pensar que todo había sido una alucinación. Así que me armé de razonado valor, imprimí de nuevo el relato y con renovadas fuerzas salí de casa, esta vez con un sombrero, gabardina y gafas de sol, por si las moscas negras.
No llegué muy lejos.
En la acera de enfrente me esperaba el hombre del frac, que apenas me vio cambió de acera y comenzó a seguirme a tan escasa distancia que bien podría haber sido confundido con mi propia sombra, fría y vacía. Como comprenderán no avancé mucho y en cuanto pude me deshice de la segunda copia y volví a casa con la gabardina a cuestas.
Tomé la decisión de aislarme. Pasé meses en mi casa, sin leer un libro, sin radio, sin televisión, sin internet, a salvo de las ideas de otros, a salvo, creía yo, del hombre del frac. Pero no podía estar más equivocado.
Cuando por fin me vi con fuerzas para escribir unas líneas, una sombra cilíndrica apagó el brillo de la pantalla del ordenador. Sobre mis dedos, los suyos: huesudos y ásperos, golpeando el teclado como una máquina de tortura.
Por las noches escribo y por las mañanas no tengo pesadillas porque no dejo de escribir la misma historia con los mismos personajes frívolos que se desintegran cuando me voy a dormir.

martes, 24 de mayo de 2011

EBASTINA

Me enamoré de un hombre al que tenía alergia. Llegué a esta conclusión después de recorrer las consultas de todos los alergólogos de la ciudad. Inicialmente sólo era una leve urticaria, que yo achaqué más a la falta de entrenamiento que a la enfermedad, el estrés de la vuelta al mercado. Pero, para mi desesperación, los síntomas se iban intensificando. Los primeros días pude disimularlo apelando a la emoción.
Tienes los ojos llenos de lágrimas.
Lloro de alegría, de lo mucho que te quiero.
Después de un mes la cosa se empezó a complicar y nuestras visitas a urgencias se convirtieron en una rutina. Mi amante, preocupado por mi salud, empezó a evitar todo tipo de romanticismos: adiós a las flores, fuera el chocolate y nada de perfume. Tampoco los libros, por si el mal estaba en los ácaros. Dejamos de ir a cenar al restaurante indio de la esquina y evitábamos los aires acondicionados.
¿Cómo puedes estar saliendo con un hombre tan poco detallista?-se asombraban mis amigas.
Tomaba los antihistamínicos por docenas y veía con tristeza cómo mi amante comenzaba a enfermar de preocupación.
Es la conciencia -sentenciaban mis amigas, que ya lo odiaban.
Un día follamos y sufrí un shock anafiláctico.
Creo que me quieres demasiado. No puedo vivir con esta angustia.
                                                                                                               Y me dejó.
Yo me tomé una dosis doble de ebastina, para que no me viera llorar.

sábado, 30 de abril de 2011

INTERIOR

Con un cúter voy abriendo con cuidado de no romper el interior. Nunca hubiera imaginado que se despegase tan fácilmente. Con todo, lo hago tan lentamente que puedo observar cómo los hilos de adhesivo adelgazan paulatinamente, hasta que se rompen y salen disparados, cada uno por su lado.
El envoltorio va cayendo como un sauce llorón y se deposita en el suelo con cadencia de guirnalda.
Deshacerme de mi cuerpo no me cuesta ni una lágrima.

jueves, 28 de abril de 2011

CONJUGACIÓN

Me he comprado un Subjuntivo. Hasta ayer conducía un Condicional, pero con un motor de síes en uve que consumía una barbaridad. Así no había manera de llegar nunca a ningún lado. Si giro a la derecha, si giro a la izquierda, si adelanto a un camión... Todo eran pegas.
Pero mi Subjuntivo es otra cosa. Con el depósito lleno de Ojalás y Talveces cada viaje es una aventura. Y de cuando en cuando, si veo algún Indicativo haciendo autoestop en la cuneta, lo invito a montar.
A veces, cuando se despiden, me dejan uno o dos Presentes y siento que no fuera a morir nunca.

FÍSICA I

Si un punto y final no fuese un agujero negro.
Si cada palabra no atenuara la luz que le quema los ojos. Si los dedos no le respondieran y los pensamientos fuesen tan eléctricos que quemasen las teclas del ordenador. Si el ordenador no despertara con un bostezo antes de haber mordisqueado las dos onzas de chocolate medio derretidas. Si la dosis de cacao desapareciera del frigorífico que abre con los pies descalzos. Si no se quitara las botas sin usar las manos porque todavía sujeta el móvil y las llaves. Si no se equivocara siempre de llave por su mala cabeza.
Si su cabeza no fuera a a fundirse como un fusible.

jueves, 14 de abril de 2011

ESCAPARATE

Después de cuatro años se había acostumbrado a ese hablar tortuoso, como si las palabras le atorasen los conductos vocales. Pero hasta aquel viernes no se percató de que tomaban cuerpo y salían expulsadas entre flemas blancas. Primero fue un dedo, luego otro, una boca entreabierta y un pecho con un pezón erecto. Caían contra el asfalto caliente y dejaban un olor a plástico quemado que se le iba pegando a la piel hasta convertirla en maniquí de segundas rebajas.

domingo, 13 de marzo de 2011

Publicación de 60 gramos de Sergio Gómez García

Se hizo esperar, pero el jueves  pudimos asistir en Zaragoza a la entrega del premio de poesía Delegación del Gobierno de Aragón-Cajalón. Sergio Gómez nos habló de sus influencias y comentó brevemente la obra ganadora. A continuación leyó los cinco primeros poemas del libro, acertada elección que mostró al público asistente  la estructura del libro (en segundos) y los principales motivos que conforman 60 gramos. El catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Túa Blesa, miembro del jurado, no escatimó elogios para la opera prima de este joven poeta valenciano cuya carrera literaria no ha hecho más que empezar.

Sergio Gómez García, 60 gramos, Zaragoza,  Editoral Aqua, 2011
http://www.centrodellibrodearagon.es/asp/libro_detalle.asp?cod=5561

domingo, 6 de marzo de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

DESHUMANIZACIÖN

La llevaría a ese local semiiluminado en el que siempre pinchan versiones jazzeras de viejas canciones de los ochenta. No quería verla llorar, y sabía que lo haría en cuanto comenzara a explicarle que las cosas ya no eran como al inicio, que la ilusión se había ido archivando con todas esas facturas que tanto costaba pagar a fin de mes y con ese hijo que no llegaba nunca. Ella frunciría los labios y tragaría saliva, entornando los ojos en un último esfuerzo por no derramar una lágrima, pero yo le hablaría de Marta y eso desharía la última lazada de pudor que contendría su llanto. Entonces la abrazaría y le diría que lo siento, que me habría gustado que las cosas salieran de otra manera, que lo último que hubiera deseado en el mundo era verla sufrir. Pero que la vida era así. Y me fijaría en la sombra que atraviesaría su cara impidiéndome ver sus lágrimas, una sombra en forma de triángulo isósceles que recorrería su rostro desde el ojo izquierdo a la comisura del labio derecho. La misma sombra que he descubierto esta mañana en el espejo y que va devorándome el rostro.

sábado, 29 de enero de 2011

LLEGADAS

Se llamó Aránzazu, pero lo mismo podía haber sido Pilar o Begoña porque nadie esperaba que fuera niña. Cuando su padre entró en el paritorio, el bebé descansaba en brazos de su madre, con los ojos abiertos. En sobreimpresión, el gesto torcido de su mujer mientras él repetía Alberto, Albertito, las risas en el sofá balbuceando la lista de los reyes godos y al final ella, que se había salido con la suya: se llamaría David, como el de Miguel Ángel. Todos aquellos días se desvanecían arrastrados por el primer llanto de la recién nacida, que ahora dormía. Volvió a la sala de espera y se apoyó en el quicio de la ventana, desde donde podía observar al jefe de estación avisando de la llegada de otro tren. Algo le sacó de su ensimismamiento. Agarró el abrigo y bajó a grandes zancadas las escaleras del hospital. Apenas había llegado al andén cuando el Talgo azul metálico Virgen de Aránzazu salía del túnel y hacía su entrada por la vía 1.

A Aránzazu, que quiso compartir con nosotras la historia de su nombre.