Era espigada y rubia. Su melena ondulada se había convertido en la única luz del local y los ojos de los siete clientes habituales la buscaban como polillas alrededor de una lámpara. Ni aun proponiéndoselo hubiera pasado desapercibida en aquel antro. Servía las copas con movimientos suaves y rítmicos, como una bailarina que interpreta una coreografía de hielo y licores ensayada mil veces. Ellos succionaban las copas para verla deslizarse de un lado a otro, levantar botellas con armónicos movimientos y dejar caer el líquido que provocaba el gracioso titilar de los cubitos. Una y otra vez.
Un día salió del bar antes de lo habitual, entró en la primera peluquería que encontró, y se tiñó de negro azulado.
Esa misma noche, descubrieron boca arriba y alrededor de la barra los cadáveres de los siete clientes habituales. Achicharrados.
Me encanta!!es genial, las palabras envuelven y me dejan ver los colores y sonidos de la escena :-)
ResponderEliminarEstoy segura que los insectos se buscaron su propia muerte..jeje
V (lndn) x x
Poderosa fémina.
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