La mano izquierda sujetaba el móvil con el antebrazo paralelo al suelo. Ahá... hmmm...hmmm...ahá. Una zancada hasta el cajón de los cubiertos y ya tenía el cuchillo en la mano. Luego, dos pequeños pasos hasta el frutero para coger una apetitosa manzana verde brillante. Desliza la tapa del teléfono para colgar y avanza con andares poderosos hasta el salón.
¿Me traes mi manzana, cariño? No necesito cuchillo, ya sabes que siempre las como con pi...el...
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