domingo, 30 de mayo de 2010

CARENCIAS

Dicen que se cortó un dedo del pie porque sentía que algo le sobraba. Después lo enterró en la vereda del camino, donde crecen flores púrpura. Al cabo de un tiempo ya no cojeaba y la herida había cicatrizado por completo. Pero cuando llegó el verano, comenzaron los problemas. Te falta un dedo, decían todos. Unos lo hacían en voz alta; otros, sólo con la mirada. Comenzó a sentirse incómoda y a cubrir la huella de lo que le sobraba. Volvió a cojear. Una noche, sobresaltada por una pesadilla, salió de su casa todo lo deprisa que pudo y se acercó a la vereda del camino. Cuando intentó escarbar en la tierra, las flores púrpura le arrancaron la piel a arañazos, como si de tiras de film se tratara.
Se autolesiona porque no puede soportarlo, murmuraban todos al ver las cicatrices de sus manos.

1 comentario:

  1. Muy buen microrrelato, Ana. Veo que sigues inspirada, aunque a cuentagotas.
    Un abrazo, José María

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