viernes, 5 de julio de 2019

AMANECER

Hay cierta belleza en despertarte por la mañana con el pelo revuelto y el rimmel corrido. En ajustar tu sujetador berenjena con un movimiento de hombros holliwoodiense de actriz años cincuenta. En la postura de musical de sirenas (brazos en alto, palmas pegadas, rápido aleteo de piernas) con la que te deslizas de nuevo en tu vestido de seda. En los dos pasos de ballet con los que te calzas las sandalias de tacón y en el tierno beso con el que rozas los labios del que aún sigue en la cama, todavía caliente, a pesar de que, a estas alturas de la mañana, ya ha perdido mucha sangre.

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