domingo, 24 de enero de 2010

INVIERNO MÓRBIDO

Caen como copos, ninguno es igual al siguiente. Van depositándose suavemente uno sobre otro, formando pequeñas montañas blancas sobre el suelo. Desde mi posición diviso una catarata invertida, agua burbujeante que explota al contacto con el aire. Apenas puedo respirar. Una lágrima caliente se escapa de un ojo. Tiemblo. De repente, se abre una puerta. Unos zapatos negros del 45 aplastan mis pequeñas montañas blancas y sus manos frías retiran el termómetro de debajo de mi axila.

1 comentario:

  1. Me parece que está en un lenguaje poético que le viene muy bien. Me confunde un poco algunas cosas pero eso le va muy bien a q sea como una visión febril. Me gusta mucho...

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