martes, 7 de abril de 2009

ABANDONO

Te di todo mi calor. A veces te sentía temblar de frío, otras de placer. Nunca me importó que me compartieras con otras. Ellas hablaban mejor, eran listas, reían y lloraban, pero no te abrazaban cada noche hasta que te quedabas dormido, como yo lo hacía, amante y madre.
Cuando decidiste regresar a España empalidecí de pena. Me había convertido en una carga y nunca más te volvería a ver. Pero tú te ocupaste de todo y me llevaste contigo, a tu ciudad española, donde de nuevo yo dormía tendida sobre ti, acariciándote suavemente cada parte de tu cuerpo, desde el cuello hasta los dedos de los pies .

Luego llegó ella, tan lista, tan segura. Aunque por un momento temí por mí, te conocía bien. No duraría, como no habían durado ninguna de las otras chicas listas que hablaban mejor que yo, que reían y lloraban. Y aunque tuviera que compartirte unos días, unos meses, de nuevo estaríamos solos tú y yo, en tu cama, intercambiando caricias por temblores y sueños.

La abandonaste. Nos abandonaste. Todavía retumban tus palabras en mi cerebro deshilachado. ¿Que qué haces con la colcha? Quédatela. Y si no la quieres, dónala a la caridad.

Ella me miró con lástima. La mitad de sus lágrimas salieron de mi corazón, enmarañado de rabia.

6 comentarios:

  1. Y por qué será que esta historia me suena?. Me la debías. Gracias guapa. Me has emocionado (como haces habitualmente).

    ResponderEliminar
  2. Toda tuya, guapa. Eres mi inspiración:)

    ResponderEliminar
  3. Me encanta... tienes que dedicarte a esto... un beso!

    ResponderEliminar
  4. Hey! yo tampoco sabía que tenías blog!! muy bueno el relato ;)

    ResponderEliminar
  5. Si es que nos vemos muy poco... Me alegro de que te guste, guapa.

    ResponderEliminar
  6. Ana! Qué bien escribes! ya lo sabía yo que ya he leído anteriormente cosas tuyas, y ahora con tu propio blog!! se te da fenomenal.
    Besos maños

    ResponderEliminar