sábado, 5 de junio de 2010

REENCUENTRO

De repente la luz lo invadió todo. Tardó casi un minuto en descubrir de dónde venía aquel roce que le había puesto la carne de gallina, aunque sus tendones ya se contraían con la emoción contenida de saber que volvían a salir juntas, como hacía un año. La otra era prácticamente idéntica a ella, quizás algún milímetro más alta, pero eso no impedía que caminaran a la par. Ambas lucían una brillante tez blanca cubierta de un suave pelo castaño que se erizaba con la caricia del aire. Caminaban juntas hasta el parque, como hace un año, y volverían a tumbarse en la hierba desnudas y felices. Lo vivirían intensamente, conscientes de que pronto llegaría el invierno, volverían los pantalones largos y con ellos, la oscuridad, la incertidumbre, la soledad.

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