viernes, 26 de agosto de 2011

LA MISIÓN

Tardó seis días en enviarme el código. Deberás identificarte, me explicaba en el correo electrónico. Esta es la dirección. Allí te facilitarán el paquete. No te explico más porque no creo conveniente que sepas con antelación de qué se trata. 
Apunté el código en el móvil porque no me veía capaz de memorizarlo. Iría al día siguiente, a mediodía. Calles desiertas y gafas de sol. No me encontraría a nadie, no tendría que dar explicaciones.
Caminé todo lo deprisa que me permitían los 39 grados de la avenida. Llegué al lugar indicado y abrí una gran puerta de cristal. Tardé en acostumbrar mi visión a la luz tenue del local. Sentí un agradable escalofrío. Me detuve, valoré la situación y avancé hasta el fondo, donde se sentaba una mujer rubia y guapa que me miró como si conociera mis intenciones.
- ¿Tienes el código?
Le enseñé el móvil y ella lo verificó con celeridad. Salió por una puerta lateral y volvió con un paquete marrón.
- Como ya te habrán advertido, debes abrirlo en mi presencia. Tengo que asegurarme de que el contenido es correcto.
Abrió el paquete pero me cedió a mí el honor de extraer el contenido. Lo hice despacio. Me latía el corazón.
Cuando lo tuve delante, sonreí. La mujer guapa, rubia, la más guapa y más rubia de todas las dependientas de la FNAC, abrió sus grandes ojos azules, miró la portada del libro y sólo acertó a decir:
- Luego dirán que somos iguales.


jueves, 18 de agosto de 2011

ALIÑO

Mrs.Jeckyll recuperó el interés por su matrimonio el día en que confundió el último de los experimentos de su marido con la vinagreta rústica de cebolletas al huevo duro. Jamás se le pasó por la cabeza que mereciera la pena comentarle a Mr. Jeckyll, un estricto victoriano, que los efectos descontrolados de la pócima se debían más a su buen hacer como cocinera que a un error en sus cálculos químicos. Ni siquiera el Padre Parker, desconcertado con las últimas confesiones de Mrs. Jeckyll, podía asegurar que en sus actos hubiera otra cosa que abnegación de esposa interesada en mantener vivo el fuego conyugal. Si acaso, le aconsejaba  abstenerse de gritar oh Hyde, mister Hyde en los momentos críticos por ser esta una actitud que bordeaba peligrosamente la infidelidad.
De ahí en adelante Mrs. Jeckyll, obedeciendo los santos consejos del Padre Parker, se dedicó en cuerpo y alma a las artes culinarias. Tras varios meses de extenuante felicidad, Mr. Jeckyll abandonó este mundo dejando tras de sí una viuda compungida, una casa con 300 metros cuadrados de jardín y un incipiente negocio de vinagreta en el que casi a diario se formaban largas colas de abnegadas esposas.

lunes, 18 de julio de 2011

INSTRUCCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DE LA PRUEBA

Esto es una prueba objetiva. Lea atentamente la pregunta. Después medite cada una de las posibles respuestas. A continuación, escoja la que más se adecue a la intención de la pregunta. Tanto el error como la omisión conllevan la no superación de la prueba. Sea cauto, habitualmente se trata de una pregunta-trampa. No conteste si usted se encuentra:
a) En mitad del acto sexual con su pareja.
b) En mitad del acto sexual con su amante.
c) En mitad del acto sexual con su pareja y amante (aumenta peligrosamente el riesgo de confusión).
Abandone el test si usted está fuertemente dominado por su subconsciente o si es especialmente sensible a lágrimas y reproches. No inicie este test si ingenuamente confía en que su respuesta va a ser valorada de manera literal. 
Una respuesta correcta le permite la obtención de un permiso con una validez que, dependiendo del examinador,  puede variar de unos minutos a varios años, pero que, en todo caso, necesitará renovar tarde o temprano.
Una respuesta incorrecta lleva acarreada una sanción de consecuencias impredecibles, incluida la pérdida definitiva de los derechos de examen 

viernes, 15 de julio de 2011

Relato-comentario, de Josué Hernández.

Un "anónimo" ha publicado un comentario en la entrada FOTOGRAFÍA. Creo que merece una entrada aparte. Disfrutad de la lectura:

Encendió apresuradamente el foco y se sentó a los pies de la cama deshecha con el mismo espíritu con que el nadador se asoma a la piscina desde el trampolín. En la foto proyectada sobre la pared lisa y blanca, surcada a escasos centímetros del techo por una grieta fina como la imagen de un río vía satélite, se veía a una mujer de piel muy blanca y pelo liso, negro y brillante, sentada junto a un hombre calvo, rubio, bronceado. Como fondo, un horizonte de tejados, azoteas y antenas se extendía hasta donde alcanzaba la vista. 
Miró la foto un buen rato, esforzándose por contener el aliento, como si el solo hecho de mover el aire de aquella habitación de hotel pudiese provocar que la foto se desplazase seis centímetros a la derecha o el rescate financiero de algún país. Se dijo que, en su caso, al menos, resultaba evidente que era feliz. En ella, por su parte, se podía adivinar el salto con que abandonaría el sofá un segundo después del clic, pero también la sonrisa generosa que había ofrecido a la cámara justo en el instante en que había comenzado a extinguirse ese hoyuelo apenas perceptible, entre la nariz y el labio superior, de inequívoca, rotunda, efímera felicidad.



Josué Hernández

jueves, 14 de julio de 2011

FOTOGRAFÍA

Soy un hombre que ha renunciado a pertenecer al mundo para poseerlo y crearlo . Observo la realidad, la realidad me impacta, yo la fotografío y de este modo configuro una nueva realidad que, a la larga, termina impactándome otra vez. Un círculo virtuoso cuya fuerza centrífuga me hace girar alrededor del mundo como un astronauta que mira la Tierra desde el espacio, donde disfruta de una perspectiva  de la que carecen el resto de los mortales.
Fotografío gente feliz. A fuerza de disparar miles de fotos he aprendido a detectar felicidades. No soy uno de tantos expertos en comunicación no verbal, con ciertos conocimientos teóricos y algo de intuición, que pululan por programas de televisión analizando los gestos y los movimientos de políticos y criminales. Yo puedo ver la felicidad en un rostro inexpresivo o en una persona inmóvil. Puedo saber si alguien es feliz incluso mucho antes de que el propio sujeto cobre consciencia de ello. Cuando identifico a un ser poseedor de este sentimiento, acciono el disparador con celeridad (la felicidad es a menudo volátil) y me alejo apresuradamente para disfrutar a solas de esa imagen, proyectando mi obra en la pared desconchada de la habitación de cualquier pensión. Con la luz del foco el pulso se acelera, cientos de miles de píxeles estimulan mis terminaciones nerviosas y experimento una sensación que ha de ser sin duda superior a la de cualquier orgasmo.
En algún momento, confieso que son intervalos de tiempo cada vez más cortos, vuelvo a la calle con el dedo tembloroso a punto sobre el disparador.
Nunca paso mucho tiempo en el mismo sitio ni vuelvo a pisar jamás los mismos escenarios. Y sólo en contadas ocasiones envío a sus dueños los cadáveres fotográficos del último momento en el que fueron felices.

domingo, 10 de julio de 2011

BREVES SEMBLANZAS DE AUTORES OLVIDADOS (III): RICHARD MARTÍNEZ RIGHT

A Richard Martínez Right, etólogo, poeta y adiestrador de perros, debemos el concepto de "logofagia poética literal", sobre el que comenzó a indagar dieciséis horas y media después de que su perro Tobby se comiera su único libro de poemas, Autodestrucción emotiva de la palabra poética, exhibido en librerías especializadas con más guasa que gloria. La expresión de satisfacción del can, inédita hasta entonces pese a su variada y exquisita dieta, supuso un punto de inflexión en el pensamiento poético de Martínez Right, que vio en la tradición logófaga un espejo donde mirarse. La dificultad de mis textos estriba en mi renuncia consciente a los viejos parámetros de lectura. Devorar un libro no ha de ser, a mi entender, una expresión metafórica. 
Las autoridades educativas abrazaron con entusiasmo esta nueva posibilidad de acercar la poesía a todos los niveles socioeducativos y subvencionaron un programa de poesía comestible en colaboración con grandes gurús de la experimentación culinaria. Es imprescindible difundir la poesía entre todas las capas de la población, si hace falta, mascada, explicaba en rueda de prensa el secretario de políticas literarias ante las caras de asco de algunos periodistasEl programa se desarrolló en todo el territorio nacional no sin cierta polémica suscitada entre los sectores hostelero y  librero, que pugnaron hasta el canibalismo por copar la mayor parte posible del mercado.
La logofagia poética literal resultó ser un peligro para la salud pública puesto que provocaba estragos en la estabilidad emocional de las almas sensibles y graves indigestiones en las más rudas. Debido a ello, y tras dos sonoras dimisiones, el programa fue suspendido y se invirtió un 0,5 por ciento del presupuesto educativo en recuperar el carácter minoritario de la poesía.
Los ejemplares ya editados se reciclaron en comida para mascotas, lo que levantó airadas protestas entre los colectivos de defensa animal.

sábado, 2 de julio de 2011

HITOS EN LA EXTINCIÓN DEL PIROPO ESPAÑOL (I) : Me ahorcaría con tus pestañas.

Me ahorcaría con tus pestañas, guapa.
Y entonces esa muñequita, que cortaba la respiración con cada golpe de cadera, sonrió orgullosa al comprobar la efectividad de su reciente adquisición cosmética: un serum fortalecedor de pestañas que las hacía lucir tan largas y tan espesas que al aplicar el rizador se podría surfear en ellas, tanto que ni los 20,5 metros de altura del andamio pudieron evitar que la frágil muchachita satisficiera los deseos del imprudente albañil rodeando su cuello con aquellos tentáculos de seda.