miércoles, 1 de septiembre de 2010

LE RETOUR

Hacía cola en la taquilla de la estación de Portbou. Nos separaba un japonés que sudaba al borde de la deshidratación en su intento de hacerse entender a las informadoras que recorrían la fila de un extremo a otro, detectando extranjeros con la mirada perdida en las pantallas trilingües. Ya habían pasado siete horas desde que me monté en el TGV que salía de la estación de Lyon, la máquina que va drenando la ciudad de turistas de finales de agosto. Sin embargo, el cansancio no había matado mi curiosidad y empleaba mi tiempo en adivinar la nacionalidad de las personas con las que, seguramente, compartiría tren en menos de una hora. Americanos adormecidos, francesas frágiles y femeninas, franceses flacos y femeninos también... pero con él tenía dudas. Por el aspecto, podría haber sido español. Era uno de los pocos viajeros que aparentaban no tener prisa, parecía estar concentrado en sí mismo.
- ¿Vas a Barcelona?
- ...
- Parlez-vous français?
- Oui.
- Vous allez prendre un train pour Barcelone?
- Oui. Je vais rester là deux mois.
- Si vous avez besoin de la traduction de...
- Comment disez-vous "merci"?
- Gracias.
- Grasias. Merci.
Me sonrió y volvió a quedarse pensativo. Yo también. Durante las dos horas que duró el viaje, no me quité de la cabeza esos ojos que miraban a ninguna parte...

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